La sociedad está viviendo uno de los cambios más importantes que la humanidad ha experimentado desde el descubrimiento del fuego. Este tema aborda muchos miedos y parece imposible de comprender debido a la magnitud evolutiva que representa y la complejidad técnica que conlleva.

Para abordar este tema, el CEO de Neurogenesis IA Technologies, el Sr. Agustín de la Luz Segura, responde y simplifica algunos conceptos sobre la era digital.

Ningún Homo Sapiens tuvo que enfrentarse a los paradigmas de la computación cuántica o descifrar nuevas aplicaciones en inteligencia artificial, aunque sí afrontó los miedos del cambio al igual que los ciudadanos de hoy en día.

Una vez más, se debe viajar al tiempo que propició un cambio comparable al que actualmente se está viviendo, el fuego. Este causó muchas preguntas y creó aún más miedos inspirados en las pesadillas provocadas por tal elemento. Al igual que entonces, los seres humanos se encuentran en el punto de inflexión donde se debe saber afrontar el miedo a lo desconocido. El cerebro, ya sea el de los antepasados o el de los ciudadanos actuales, requiere de respuestas, justificaciones que hacen entendible una situación. En ocasiones, tal necesidad provoca las más originales y transcendentales historias que, hoy en día, se pueden encontrar en mitos y leyendas, desde tablillas sumerias, textos griegos o pinturas rupestres, todas bajo la misma primicia, la creación del pensador y la creatividad de sus pensamientos transmitidos mediante un medio a todos aquellos capaces de descifrar y entender el mensaje.

En un mundo que apenas comienza a despertar en su saber físico cuántico, un número importante de científicos presentan sus postulaciones sobre el origen del universo y, por primera vez, se sabe que hay algo que puede viajar a más velocidad que la luz, la información de la matriz. Todo está unido y repercute activa o pasivamente en todo. Sin profundizar en la teoría del caos o la teoría del todo, se puede encontrar estas magníficas evidencias tanto en el mundo visible como en el subatómico o astronómico.

¿Por qué no se debe temer a la era digital?

La respuesta la tienen las personas en ellos mismos y se encuentra a la vista de todos. Nadie disfruta de un paisaje en llamas, rodeado e inmerso por un torbellino de fuego, es decir, los miedos no tienen por qué ser más que miedos que se moldean según la imaginación y temores internos, desarrollado más o menos según experiencias a lo largo de la vida. El miedo es el antagónico de la confianza y el amor. Estos, por el contrario, resultan positivos y propician la creación. Fueron seres unicelulares los que sin miedo se lanzaron con total confianza a establecer una compañía, impulsada por el amor del uno por el otro y así comenzó la primera vida multicelular.

No se puede temer una era en sí, es más acertado temer a los cambios producto de dicha transformación. A pesar de eso, temer está más relacionado con el recuerdo y solo se debe sustituir el temor por conocimiento y hacerlo con el mismo amor que origino la vida.

Actualmente, se vive en tiempos de cambio y es normal oír, leer e incluso escribir conjeturas sobre el porvenir en un mar de información y esto no ayuda. Los antepasados dejaban espacio a la imaginación acotada según el relato de los miembros pensadores de la comunidad y los artistas lo plasmaban en forma de pinturas, textos o símbolos, pero todos tenían una historia, dar explicación a lo desconocido.

En esta llamada cuarta revolución industrial, se puede estar seguros de dos cosas, el cambio y el resultado. Ambos están sincronizados mediante el tiempo y la intención. Para Agustín de la Luz Segura, el verdadero eje en el que giran los temores, preocupaciones y miedos. Se sabe que la inteligencia artificial no es más que un nombre que se le da a la técnica del machine learning. El aprendizaje de la máquina que, a su vez, incrementa y mejora dicho aprendizaje mediante técnicas más sofisticadas como las redes neuronales o las redes neuronales de aprendizaje profundo. ¿Se temería a una calculadora? A la calculadora se le plantea un problema matemático y arroja un resultado. La inteligencia artificial es similar solo que puede aprender del resultado y establecer patrones en su propósito de ser más eficiente.

La eficiencia en tareas específicas. Para quien no esté familiarizado con la parte más técnica de la informática o de la física teórica, un ordenador cuántico debería ser algo que realiza todo lo que un ordenador clásico no puede hacer. Y sí, en esencia esto es cierto. Pero más allá de esta conclusión rápida, la forma de ‘procesar’ de este tipo de computadores finalmente es más compleja de y su función está enfocada a una revolución en la investigación científica por la cantidad de información que pueden analizar.

Su funcionamiento es diferente al procesamiento de los ordenadores clásicos. Todo lo computable, tablet, teléfono o portátil trabaja mediante código binario. Son dos unidades mínimas (0 y 1), se llaman bits y todo se traduce al mundo digital con una secuencia más o menos larga de estos dos dígitos.

La información viaja mediante señales eléctricas atravesando transistores, estos reciben la información programada del código binario y, dependiendo de cuál sea dicha programación, estos transistores permitirán a la energía eléctrica atravesarlos o no. De ahí que estén hechos con material semiconductor. Serían algo así como muchas puertas y estas condujeran a otras puertas donde, dependiendo de la combinación de puertas cruzadas, se obtenga un resultado.

Los ordenadores cuánticos funcionan de forma diferente y uno de los conceptos clave para entender su funcionamiento es la superposición. Es decir, la capacidad para tener varios valores en un mismo estado. Un ordenador cuántico no necesita que los datos se codifiquen como 0 o 1, este ya cuenta con ambos valores simultáneamente. Es decir un bit no es 0 o 1, pueden ser ambos en un solo bit. El nombre que recibe su unidad mínima de procesamiento cuántico con los dos valores a la vez se conoce como qubit.

Tener un control simultáneo sobre las dos variables permite solapar cálculos y obtener resultados exponencialmente superiores a los imaginados, según apunta Agustín de la Luz.

Si se observa un ordenador cuántico, se puede ver que está superaislado y esto se debe a que, para realizar sus cálculos, estos procesadores necesitan condiciones muy estables ausentes de ruido. La refrigeración es extrema y esto es un asunto muy importante en el que se trabaja para reducir la necesidad de temperaturas extremadamente bajas.

La computación cuántica unida a la inteligencia artificial interpretable puede revolucionar el conocimiento de la materia, ayudar a avanzar en el estudio cuántico de la química y diseño de nuevos compuestos, incluso comprender mejor la física de partículas como las teorías cuánticas de campos.

Tener miedo de la inteligencia artificial en un ordenador con procesamiento por código binario es producto del desconocimiento más que otra cosa, se podría decir que no tiene capacidad más allá que el de una simple función. Por ejemplo, dividir fotografías según las clases con las que previamente se haya entrenado a diferenciar y que aprenda a realizar esta tarea cada vez mejor incluso hasta hacerlo más eficaz que un humano, pero, si se le pregunta cuanto suma 1 más 1 no arrojará ningún resultado, ya que no está entrenada para ello.

En cuanto a una inteligencia artificial programada con qubit y el uso de un ordenador cuántico, la cosa cambia bastante, pero no en cuanto a su propósito, es decir, un computador clásico realizará la tarea en un tiempo muy superior.

Como ejemplo, si se toman las imágenes de todas las personas del mundo y se clasifican estas imágenes en ambos computadores se obtendrán diferentes respuestas. En el caso del computador clásico, podría llevar cientos de años, saber diferenciar género, raza, estado de ánimo e incluso u otro tipo de asociaciones por semejanzas faciales u alguna otra peculiaridad como, color de ojos, pelo, posición de las orejas, tipo de mentón, etc.

En el caso del computador cuántico, menos de milésimas de segundo. Esto es impresionante, pero aún lo será más cuando se aplique la ciberseguridad, encriptación o resolución de problemas complejos como el procesamiento de datos relacionados con los orígenes del universo o las aplicaciones médicas para curar el cáncer o el Alzheimer.

Es aquí donde la interpretación de rutas deductivas cobra una mayor relevancia, ahora la sociedad se encuentra en los inicios de nuevas técnicas como DL|OTL, la cual aportaría el factor de transparencia a los procesos algorítmicos que justificar el resultado arrojado por la inteligencia artificial.

El miedo profesional de Agustín de la Luz es que creen una inteligencia artificial cuya función sea perfeccionar su propio algoritmo con la intención de alcanzar una inteligencia genérica. En cuestión de segundos, tendría una inteligencia superior a la de todos los seres humanos juntos. En una hora, sería lo más parecido a un Dios.”No me desagrada este propósito, al igual que el resto de colegas, yo, también persigo este santo grial de la inteligencia artificial genérica, pero, con la tecnología apropiada que arroje resultados a la vez que justifique dichos resultados y sea totalmente transparente en la interpretación de sus resultados o actos”, expone Agustín de la Luz.

De esta manera, se puede concluir que tener miedo del cambio es algo normal y sano, ya que vuelve a las personas precavidas y esto es favorable en todo proceso evolutivo.

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